La ausencia de precipitaciones empieza a preocupar a los agricultores y ganaderos de varias comunidades autónomas, que temen los efectos de la sequía.
De hecho, la falta de agua, las altas temperaturas y los vientos de levante son las principales preocupaciones de los agricultores y ganaderos andaluces, según alertaba ayer Asaja-Andalucía tras la celebración de su Asamblea General en Huévar del Aljarafe (Sevilla).
Ricardo Serra, presidente de la asociación, subrayó que “no se está cumpliendo el refrán de ‘en abril, aguas mil’ y los cultivos están cogidos con alfileres; si en los próximos 10 ó 15 días no hay precipitaciones, la situación será mala o muy mala para los secanos, la arboleda y los pastos”.
Detalló que “en cereales, los vientos de solano ya están produciendo daños, los trigos están espigados pero se ven algunos con aspecto “raquítico”; el girasol, por su parte, está muy pendiente de las lluvias para poder seguir evolucionando; mientras que el olivar, que está en plena floración, puede empezar a tirar “esquilmo”, indica la nota.
Castilla y León
En declaraciones a Efe, el representante de la dirección autonómica de la Alianza UPA-COAG David Tejerina reconoció que su intención es pedir a la Junta de Castilla y León que declare amplias zonas de la provincia palentina como “catastróficas” porque “no va a haber cosecha”.

Cerdos ibéricos en montanera en Salamanca. Foto: EFE ARCHIVO/ Carlos García
Los perjuicios en el cereal, el pasto y otros cultivos como el forraje son ya irremediables, aunque en mayo se produjeran lluvias generalizadas, lo que ha llevado a muchos agricultores a dudar “si merece la pena cosechar” o directamente dar parte al seguro, explica.
Extremadura
La organización COAG-Coordinadora Agraria de Extremadura advertía ayer, por su parte, de que la falta de lluvias en este mes de abril está provocando importantes pérdidas en los sectores del cereal de secano y en la dehesa, una situación climatológica que, de persistir, también afectará al olivar y al viñedo.
Su coordinador, Juan Moreno, dijo que los daños producidos por las altas temperaturas y la escasez de lluvia provocarán la disminución de las cosechas y el aumento de los costes de producción en la ganadería.