Así lo señaló a Efeagro el secretario general de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove), Antonio Villarroel, en referencia a la decisión del Tribunal de Justicia europeo que sentenció que los organismos obtenidos mediante técnicas de mutagénesis son considerados organismos genéticamente modificados (OGM) y deben acogerse a las obligaciones establecidas para ellos.
Villarroel recordó que la mutagénesis (a diferencia de la transgénesis) no introduce genes ajenos y que lo que permite a la industria de las semillas es editar el genoma para activar o desactivar genes que son responsables de características que pueden ser o no deseadas.
Un «handicap más» para los productores
E incidió en que esta regulación hará que de los 10 años y 2 millones de euros que le cuesta a una compañía sacar una variedad al mercado se eleven hasta los 20 millones por los costes regulatorios.
«Esto puede dejar fuera a todas las medianas empresas y obligar a la deslocalización», según Villarroel, quien pone el acento en que este sector es el que mayor porcentaje dedica a I+D+i, por encima del 20 %.

Imagen de un cultivo: Foto: Archivo: EFE.
A su juicio, esta decisión comunitaria es un «handicap más» para los productores, que se enfrentan en inferioridad de condiciones ante otros países «atados de pies y manos, y con una venda en los ojos».
Otras cuestiones
Otras de las cuestiones tratadas en el congreso fue el impacto del brexit, la reforma de la Política Agraria Común (PAC) o el uso fraudulento de semillas.
La European Seed Association (a la que pertenece la española Anove) está integrada por 40 entidades que representan a 7.200 empresas, con un volumen de negocio superior a los 7.000 millones de euros y 52.000 empleos.
En el caso de Anove, las entidades adheridas facturan más de 1.000 millones de euros al año, de los que alrededor de 575 millones de euros corresponden específicamente a la comercialización de semillas.