La solución para acabar con el hambre del mundo pasa por la utilización del regadío en la agricultura y la biotecnología aplicada a los cultivos, según el presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), Andrés del Campo.
Así lo ha asegurado en declaraciones a Efeagro con motivo de la celebración hoy del Día Mundial del Agua con el que Naciones Unidas quiere sensibilizar y concienciar de este recurso, que no llega a las casas de 663 millones de personas y que, según recuerda este organismo, es esencial para el desarrollo sostenible. Del Campo está convencido de que el futuro del regadío está ligado al aumento de la población. “En 2050, el planeta contará con 9.500 millones de habitantes y hay que pensar en cómo producir más en la misma tierra“, ha recordado.
Modernización de regadíos
A su juicio, la alimentación de una población creciente sólo es posible si se incrementa la productividad agrícola, y ésta sólo se consigue con una mayor eficiencia en el uso del riego y con el desarrollo de la genética en cultivos para obtener plantas con menos necesidad de agua y fitosanitarios.
España va por buen camino en cuanto a la modernización de regadíos y, en la actualidad, es el primer país en cuanto a superficie agrícola con sistemas de riego localizados como el goteo (1,792 millones de hectáreas) y la segunda en porcentaje (el 49,3 % del total de la tierra en regadío), tan sólo superada por Israel (unas 170.000 hectáreas, el 75 % del total), según Del Campo.
“El esfuerzo en modernización ha supuesto un ahorro de agua de entre el 20 y el 25 % desde finales del pasado siglo“, ha explicado del Campo, quien ha aprovechado para demandar “mayores partidas presupuestarias de las administraciones públicas”, ya que aún quedan 978.125 hectáreas que se riegan en España por sistemas de gravedad.
En cuanto a la política hidrológica nacional, ha calificado de “muy importante” que se alcance un Pacto Nacional del Agua, tal y como pretende para esta legislatura la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, “para así terminar con la contaminación política del agua que actualmente existe”.
Los ecologistas demandan medidas contra el cambio climático
Las organizaciones ecologistas Greenpeace, WWF y SEO/Birdlife han defendido, en declaraciones a Efeagro, un cambio en la agricultura española que contribuya a un mayor ahorro de agua, por considerar que existe un uso excesivo debido a los regadíos y a la sobreexplotación de acuíferos. Las ONG han cuestionado, con motivo del Día Mundial del Agua, la utilización de los recursos hídricos por parte del sector agrario y han solicitado medidas ante el cambio climático.
El responsable de campañas de Greenpeace en España, Julio Barea, ha asegurado que la agricultura es la actividad que “más agua consume, un 70 % de los recursos hídricos” y, por ello, hacen falta medidas para reducir su uso y evitar su contaminación.
Ha opinado que “todo esto falla en España”, lo que sumado al clima y a fenómenos como las temperaturas excesivamente cálidas de 2016, hacen prever “consecuencias catastróficas” si no cambian las políticas. Ha mencionado el “maltrato” o la contaminación de reservas de los pozos acuíferos, así como la apuesta por los regadíos. A su juicio, el sector debería orientarse hacia cultivos más sostenibles y ha apuntado que no tiene sentido “sembrar maíz” en una zona árida como los Monegros (Aragón) o incrementar regadíos en el Levante español.
Según Greenpeace, el propio Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente ha publicado informes sobre los millones de hectáreas que podrían estar desertificadas, pero “no se hace nada” y el Gobierno “hace la vista gorda” ante las actuaciones “de la agricultura industrial”.
No a las macro-granjas, sí a los pequeños productores
Greenpeace y WWF han abogado por una agricultura “sostenible” que prime a pequeños productores; en esta línea, han criticado el proyecto de macro-granja de 20.000 vacas en Noviercas (Soria) por su impacto ambiental.
La responsable de aguas y agricultura de WWF, Eva Hernández, ha recalcado que el modelo español “no funciona, está poniendo en riesgo al propio sector”. Según Hernández, en el campo español se está apostando por la cantidad y no por la calidad, pues, por ejemplo, Castilla-La Mancha “ha invertido en una mayor productividad” del viñedo, pero no compensa, porque no ha incrementado los ingresos para el agricultor. Los fondos públicos deberían destinarse a investigar variedades más adaptadas al clima, en cultivos como cereales u hortícolas.
El responsable del programa sobre agua de SEO/Birdlife, Roberto González, ha mencionado el uso agrícola “excesivo” del agua en zonas de alto valor natural y en torno a humedales como el Delta del Ebro, la Albufera de Valencia o Doñana. “No estamos contra los regadíos en la agricultura, pero nos preocupa la presión excesiva en algunos lugares”, según González, quien ha mencionado que, dentro de los planes de cuenca, llama la atención el incremento de miles de hectáreas de riego en el Ebro.
La agricultura ecológica, clave para el uso correcto del agua
El presidente de Ecovalia, Álvaro Barrera, ha asegurado que la agricultura ecológica contribuye a optimizar el uso del agua y mantener los niveles de humedad del suelo, “permitiendo obtener mejores rendimientos a la vez que se reduce el riesgo de pérdidas”. Barrera ha añadido que la agricultura ecológica no aplica productos químicos de síntesis, lo que tiene unos beneficios importantes sobre un recurso tan preciado como el agua.