Esta industria es consciente de un potencial que constatan los datos oficiales: compran 400 kilos más de alimentos al año que la media.
En el último informe de consumo alimentario -con datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para 2018- se refleja que, mientras que los españoles consumen de media 629,7 kilos de alimentos en casa, los «adultos independientes» compran 1.022 kilos .
Este panel analiza y compara los hábitos de compra de unos 12.500 hogares y considera «adultos independientes» a las personas que viven solas y tienen entre 45 y 65 años; en 2008, eran un 7,8 % del total.
Entre las conclusiones de este estudio, señalan que se trata de personas que buscan el cuidado de la salud a través del «consumo intensivo» de frutas y patatas frescas, y en su dieta «destacan los productos integrales, con fibra, desnatados y de control del colesterol, así como la miel y el pan». Además, incorporan a la cesta de la compra productos cárnicos ibéricos, aceite de oliva virgen extra y espumosos con Denominación de Origen Protegida (DOP).
Se trata del perfil poblacional que más ha aumentado su consumo en el 2018, un 6,22 % y es un consumo «absolutamente diferente» al de los jóvenes independientes, cuya dieta se basa más en productos preparados -pizzas, cremas- o rápidos de cocinar como pastas, arroz, salsas o conservas de pescado.
La industria ya ha visto esta palanca de crecimiento y lo ha verbalizado; el consejero delegado de Nueva Pescanova, Ignacio González, aseguraba en junio, en un congreso sobre el futuro del gran consumo, que había que «dejar de mirar tanto a los ‘milenials’ para mirar más a los ‘viejenials’, porque son más, van a ser más y tienen un mayor poder adquisitivo».
También apelan a este público los lanzamientos y campañas publicitarias «vintage»; como uno de los gigantes de la industria alimentaria, Calidad Pascual, que lanzó una edición limitada de su primer brik -hace 50 años- con la idea de «homenajear» a todos los consumidores que han crecido junto a la marca». O Cola-Cao, que para celebrar sus 75 años ha explicado el origen de sus «grumitos» y ha lanzado dos productos dirigidos a un público adulto.

Una mujer degusta una pizza a solas. Pexel.
«El consumidor maduro, el mayor de 65 años, en lo que respecta al gran consumo tiene unas necesidades especiales y hay que adaptarse a ellos», apunta la directora de desarrollo de clientes de la consultora Nielsen, Ángeles Zabaleta. Los informes de esta consultora dibujan un consumidor que prefiere la compra de proximidad y demandan atención por parte del personal, así como formatos más dosificados.
En términos generales y sin tener en cuenta la edad, un hogar single gasta de media, según los datos de este consultora, 1.600 euros en alimentos, y lo «curioso es sólo gasta un 33 % menos» que un hogar con dos personas, indica la experta. La conveniencia y el delivery van muy ligados a estos hogares, apunta Nielsen, ya que en estos clientes «la hostelería y la alimentación son barreras que para el consumidor se difuminan cada vez más».
De hecho, el auge de los «single» también empieza a cobrar importancia en la restauración, y como confirman desde la plataforma el Eltenedor.es el crecimiento de reservas de restaurantes para un sólo comensal creció un 6 % en el primer semestre del año.
En casa o en el restaurante, la economía se va adaptando para cubrir las necesidades de los que eligen o les toca vivir solos pero que consumen tanto o más que el resto y no quieren renunciar a nada, especialmente, cuando empiezan a peinar canas.