El presidente de bodegas Emilio Moro (Ribera del Duero), José Moro, apunta a la mejora de la oferta de ocio, de las infraestructuras y de la logística, así como a una mayor complementariedad con las opciones de “sol y playa”, para impulsar el enoturismo, sector para el que augura gran potencial.
Así lo asegura en una entrevista con el Efeagro el responsable de “Emilio Moro” (Pesquera de Duero) y de “Cepa 21” (Castrillo de Duero) -la octava y decimosexta bodega más visitada de Ribera del Duero, con 3.000 y 2.200 visitantes a cierre del ejercicio de 2013, respectivamente-, quien considera que para impulsar más el enoturismo no es suficiente con ofertar bodegas y vino.
“Las posibilidades de crecimiento son enormes en España”, según el bodeguero, que apunta a la colaboración público-privada como vital. Moro defiende el impulso de “una política común” española, “dirigida posiblemente a través de la Administración y con el soporte de inversores privados, el empresariado”.
“Debe haber mejores estructuras, más calidad en los hoteles y valor añadido, no sólo vino y bodegas, que enriquezcan la oferta, por ejemplo, para un fin de semana”, añade. Cree que “se deben buscar sinergias entre el turismo interior y el de sol playa, porque ambos son perfectamente viables, gracias en parte a la riqueza gastronómica y cultural del país.
Destaca que hay que volcarse con los enoturistas internacionales, porque permitirá “fidelizarlos” con una tierra, una región o un país, al conocer de primera mano que “los vinos españoles tienen mucha más calidad y mejor precio que los italianos o franceses”, aunque “no el protagonismo internacional que se merecen”.
Despegue en Ribera del Duero
En el caso de Ribera del Duero, señala que está mejorando su oferta, pero queda mucho por hacer: “Aunque es una zona muy rica a nivel vitivinícola, no lo es tanto en infraestructuras”. “Está empezando a crecer la oferta y apareciendo los primeros hoteles o spas”, pero “para hacer enoturismo se necesita mucho más, por ejemplo, campos de golf, caza y otros modos de diversión” adicionales.
En el caso del Grupo Emilio Moro, “estamos poniendo toda la carne en el asador para mostrar a los visitantes la pasión, el amor por la tierra y por el vino”, insiste. Tratan de “enganchar” a los consumidores y que recuerden siempre que “hay un lugar donde merece la pena ir, porque hay un producto, el vino, al que se le trata con mucho cariño y respeto”.
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