George Grant, sexta generación familiar al frente de Glenfarclas, una de las pocas destilerías independientes que quedan en Escocia, reconoce el buen momento para la firma: «Vendemos mucho más whisky de lo que podemos producir».
Glenfarclas mantiene fuertes conexiones con España y, así, recurre a barricas de Jerez para envejecer su whisky, al tiempo que mantiene acuerdos estratégicos con la catalana Bodegas Torres en algunos mercados exteriores. De igual modo, la escocesa confía en Primeras Marcas para distribuir su bebida en nuestro país.
La evolución de la compañía en los mercados puede calificarse de trepidante, lo que se refleja en la evolución alcista de su parque de barricas: de 55.000 unidades en 2013 pasarán este año a 75.000 y, para ello, han tenido que construir cuatro nuevos almacenes.
«En los últimos seis años el crecimiento de nuestra empresa ha sido espectacular, entre un 50 y un 60 % en cada ejercicio, lo que no es sostenible para empresas familiares como la nuestra», argumenta el director de esta firma, que ha ido pasando de padres a hijos desde que la fundase John Grant, en 1805, su tatarabuelo.
«Vendemos mucho más whisky de lo que podemos producir, con lo cual estamos agotando nuestros recursos», reitera George Grant.
En Reino Unido, sus ventas han crecido un 1.200 % en seis años, a lo que suma abultados resultados en Alemania, EEUU o Taiwán
El empresario explica que «el mercado del alcohol es muy particular» porque «cuando la gente está contenta, bebe, y cuando está triste, quizás bebe más. Se está bebiendo más whisky.
Hay mucha gente invirtiendo en este sector y hay un gran mercado secundario».
Exportan a 75 países de todo el mundo, aunque «queda mucho trabajo por desarrollar» en Sudamérica y África, sostiene el propietario de esta firma de bebidas, que emplea a 37 personas en la destilería, a lo que se añaden otros 210 trabajadores más en una embotelladora de Edimburgo, cuya propiedad regentan al 50 %.
Y son dueños, además, de sus distribuidores en Hong-Kong y Taiwán, y de la enseña «Lismore«, que ha vendido 35.000 botellas en California.
España y sus barricas de Jerez
Cada año, la familia Grant viaja a España para comprar las barricas de roble español para envejecer sus destilados.
«Nosotros solo utilizamos barricas de Jerez oloroso, porque va muy bien con nuestro producto» y aporta «más sabores y toques».
Elaboradas con roble de gran calidad, estas barricas son más «porosas y suaves» que las americana, aunque tardan mucho más en crecer (100 años la primera frente a los 20 de las segundas) y son mucho más valiosas -cuestan alrededor de 750 euros, cada una-.
«Todos los años tratamos de comprar entre un 10 y un 15 % más de barricas que el ejercicio anterior», lo que les supone un fuerte desembolso de más de un millón de libras (1,3 millones de euros), aunque no es una regla fija porque depende de la disponibilidad que tienen las bodegas, que abastecen a otras muchas whiskerías.
Este año producirán 3,5 millones de litros de alcohol, equivalentes a 10 millones de botellas aunque sólo una parte la envejecen directamente en sus instalaciones, mientras que destinan el resto a compañías que venden el whisky «mezclado»
Mercado nacional
Reconoce que el mercado español no es tan importante ahora para ellos como hace cinco años por la prohibición de consumir tabaco en los bares, las políticas anti-alcoholemia y la crisis económica.
Mucha gente «ha pasado del whisky a beber ginebra» y «eso se ha notado en nuestro mercado» -detalla-, aunque, puntualiza, desde hace 18 meses han notado un renovado aumento del consumo en España.
«Estamos muy contentos de esta tendencia, y también observamos que los españoles beben whisky cuando viajan», añade el empresario.
Joint-venture con Grupo Torres
«Nuestra relación con España va mucho más allá de lo que es el mercado» y, por ejemplo, el Grupo Torres es su distribuidor en Chile y, con la catalana, también mantienen una «joint venture» en India para la venta de vino, whisky o champán, sin mencionar la importancia que conceden en la escocesa a las barricas españolas.
En España, acaban de presentar Glenfarclas Single Malt 60 años, envejecido exclusivamente en barricas de vino «fino» andaluz. La maduración en tonelería española hace a este whisky algo «muy especial», «mucho más delicado», y supone un cambio respecto a la utilización, más frecuente para ellos, de barricas de «olorosos».
Una edición especial de 1.473 botellas, que se podrá adquirir también en destinos europeos, de EEUU o Extremo Oriente y que los amantes de esta bebida pagarán a 1.000 euros por botella.