Con la casa impoluta, ropa nueva, un libro de poemas de Hafez y siete alimentos en la mesa que empiecen por la letra «s» los iraníes reciben esta tarde exactamente a las 20.26 hora local el Año Nuevo persa de 1393.
Nouruz, literalmente «Día Nuevo», marca el equinoccio de primavera y el comienzo de un nuevo año en el calendario solar persa, un momento de alegría en que se celebran el renacimiento, la llegada de la luz y la fertilidad con rituales que mezclan la tradición y la superstición.
El espíritu de fiesta llena las calles iraníes desde hace una semana, con las tiendas abiertas y los mercados llenos de gente haciendo sus compras hasta altas horas de la noche.
El martes, los iraníes salieron a las calles para celebrar el «Chaharshanbe Suri», una fiesta con influencia del zoroastrismo que tiene como protagonistas hogueras, petardos y fuegos artificiales.
Los más jóvenes saltan las fogatas al grito de «zardie man azto-sorjie to az man» (para ti mi color amarillo y para mi tu rojo), una tradición que los religiosos desdeñan afirmando que los musulmanes «no deben adorar el fuego».
Después, los niños recorren puerta a puerta las calles de sus barrios con la cara tapada y golpeando con una cuchara un cuenco de cobre para recibir de sus vecinos frutos secos y dulces.
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