Mercedes Salas
España y su sector agrario han pasado de temblar cuando los camiones de fruta cruzaban los Pirineos, por el miedo a los vuelcos de sus vecinos franceses de los años noventa, a encabezar el grupo de países con mayor protagonismo en la defensa del modelo de agricultura comunitario. En este tiempo, la UE acometió las reformas más ambiciosas de la Política Agrícola Común (PAC). Seis revisiones (1992, 1999, 2003, 2008 y 2013) la han cambiado de arriba a abajo. Provocaron la incertidumbre de los agricultores, que tomaron las ciudades para mostrar su descontento, aunque finalmente se hayan adaptado, a veces con reconversiones como la del subsector del azúcar.

Operarios cargan cítricos para la exportación. EFE ARCHIVO/ Domenech Castelló
Entre las reformas de más calado destaca la de 1992 o “Mac Sharry”, apellido irlandés del comisario europeo de Agricultura que la impulsó, por transformar las ayudas a precios en apoyos a la renta. Pero, sin duda, fue revolucionaria la reforma de 2003, que introdujo el sistema de subvenciones que se aplica en la actualidad (pago basado en las hectáreas).
Fue revolucionaria la reforma de 2003 que introdujo el el sistema de subvenciones basado en hectáreas
La propuso el austríaco Franz Fischler, comisario europeo de 1995 a 2004, que ante el campo y la opinión pública encarnaba el papel amenazador de Bruselas. Contra Fischler se produjeron manifestaciones multitudinarias como las convocadas por sus reformas del sector del aceite de oliva. Los agricultores y ganaderos han recurrido a las movilizaciones para protestar, entre otras cuestiones, por las regulaciones de mercados agrícolas, la competencia del tomate marroquí, el alza del gasóleo o los precios injustos en origen.
Lo supieron los ministros de Agricultura que ejercieron el cargo en estos años: Carlos Romero, Pedro Solbes, Vicente Albero, Luis Atienza, Loyola de Palacio, Jesús Posada, Miguel Arias Cañete, Elena Espinosa, Rosa Aguilar e Isabel García Tejerina, la titular actual.
Los acuerdos comerciales
Las negociaciones mundiales han marcado también este período. La Ronda de Uruguay (1986-1994) del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) concluyó con el pacto para crear la Organización Mundial del Comercio (OMC), que empezó a funcionar en 1995. La OMC es el foro global para las discusiones sobre la apertura de los mercados, que ha delimitado las directrices para reducir o reconvertir los apoyos a los agricultores.
En 2011 la OMC inició la Ronda de Doha para la liberalización comercial mundial; su dificultad quedó patente en varias reuniones ministeriales. La conferencia de Cancún (México) en 2003 reveló el desacuerdo entre los países industrializados y las naciones en desarrollo en asuntos agrícolas.
En Hong Kong (2005) hubo un pacto para limitar las ayudas a las exportaciones de los países ricos. En Ginebra (2008) se estancó la negociación hasta 2013 en Bali, momento en que cerca de 160 países decidieron retomarla.
Las crisis alimentarias
En 2007 y 2008 el mundo vivió, además, una grave crisis alimentaria por la carencia de materias primas. Las razones de este punto de inflexión estaban en la meteorología, el incremento de la población y de la demanda de países emergentes como los asiáticos. La volatilidad de precios y la especulación en los mercados tuvieron mayores consecuencias en los países en vías de desarrollo, donde sus ciudadanos notaron más el encarecimiento de los alimentos. Después, llegó una de las mayores crisis económicas de la historia reciente.

África, uno de los continentes con más problemas de hambrunas. Foto: EFE ARCHIVO
Aunque en España el medio rural sirvió de refugio a los desempleados de otras ramas productivas, como la construcción o el turismo, los agricultores y ganaderos organizaron en las calles de Madrid una multitudinaria protesta en noviembre de 2009 con el lema “El campo se arruina, movilízate”, para defender que la situación crítica del campo era una cuestión de Estado.
La implicación con el medio ambiente ha aumentado en estos años en el sector agrario, consciente de los estragos del cambio climático y la escasez de recursos como el agua. Las sequías y sus consecuencias catastróficas se han repetido cíclicamente. Para todos los gestores agrícolas, la necesidad de acometer políticas hídricas ha sido una constante. La modernización de regadíos ha sido y es otra prioridad. El último Plan Hidrológico Nacional fue aprobado en 2001 y derogado en 2004.
La última reforma de la PAC refleja esa atención medioambiental y vincula parte de las ayudas a determinadas prácticas ecológicas, lo que también responde a la necesidad de legitimar más las subvenciones ante la sociedad. No obstante, factores como la vuelta al campo por la situación económica, el interés por la comida sana y las incógnitas sobre el abastecimiento de alimentos a una población creciente favorecen un mayor aprecio al trabajo de agricultor.
El reto del relevo generacional
Ahora el reto está en el relevo generacional y en exportar las principales producciones, como el vino, las frutas y hortalizas, los productos cárnicos o el aceite de oliva. Sin embargo, para el agricultor o ganadero la principal reclamación es un precio digno por sus producciones. La nueva ley española de equilibro de la cadena alimentaria trata de reforzar su posición frente a industria y supermercados y solucionar, por lo menos en parte, el caballo de batalla más bravo del sector.